Las pelotas reflectivas son un material excelente para motivar y estimular al niño desde los primeros meses de vida.
Están recubiertas de acero inoxidable por lo que son muy ligeras, manejables y resistentes.
Sus tamaños son: 60, 80, 100, 150 mm de diámetro por lo que, en los tamaños más pequeños, son perfectas para ofrecérselas a los peques desde los 4 meses para que poco a poco vayan descubriendo todas sus posibilidades y desarrollando la motricidad gruesa y la coordinación de sus manos. Además estas pelotas tienen un gran poder reflectivo por lo que se estarán empezando a familiarizar con su reflejo e incluso con el mundo que les rodea.
Son ideales también para incentivar el gateo, ofreciéndoselas cuando ya sean capaces de sentarse solos, ¡no se podrán resistir a perseguirlas por toda la casa!.
En resumen, son un material sensorial lleno de beneficios que se irá adaptando a las necesidades del bebé desde los primeros momentos.
Con ellas trabajaremos:
- La motricidad gruesa.
- La coordinación mano-ojo y mano-mano.
- El autoconocimiento.
- La observación.
- La curiosidad.
- El asombro.